"¿Tiene derecho alguien a usurpar el buen nombre de un personaje célebre o a atribuirle obras nunca escritas, introduciendo nuevas variables en la historia de la literatura? Y en caso afirmativo, ¿qué rara complacencia puede extraer de ello? En suma, biógrafos y cronistas literarios tienen aún por delante la tediosa faena de seguir inquiriendo obras y autores de desigual fortuna".